Hoy domingo, día cuando normalmente puedo levantarme tarde, descansar de mi trabajo y estudios demás compromisos personales, mi esposo y yo decídimos levantarnos temprano, ir por mi suegra y desde antes de las 11:00 am estabamos en la Plaza de la Cultura buscando apoyar el movimiento de Denuncia Colectiva del que les hablé en mi último post.
Primero llagamos y creímos que estabamos solos, hasta que encontramos a un pequeño, MUY PEQUEÑO grupo de personas del movimiento haciendo una manta y con una mesa. Nos acercamos a firmar y de hecho pregunté que si podía tomar unas de las hojas y una copia de la propuesta y me fui junto con mi familia y amigos a recolectar firmas por la Avenida Central y la Plaza de las Garantías Sociales.
Estuve colaborando alrededor de dos horas buscando más firmas, hablando con la gente que me regalaba unos minutos de su tiempo, explicándoles, dialogando y discutiendo. Y me da una cólera que estuvimos ahí un total de casi 4 horas y el grupito de personas fue mínimo!
Que verguenza Costa Rica! Tanta mierda que hablan y tanto que se quejan y a la hora de la hora no pueden sacar una hora de su tiempo para hacerse escuchar con huevos! Y en fin de semana! Ahora no solo estoy indignada del gobierno, sino de mis hermanos Costarricenses! Son un chiste!
Sin embargo si experimenté una cosa que me da cierta paz y me alimenta la fé:
Entre todas las personas con las que pude dialogar, desde jovencitos hasta adultos mayores, con quienes tuve la conversación más madura y llena de emoción y ganas de hacer cambios fue con un grupo de jovenes que podrían tener entre 18 y 22 años como máximo.
La apatía y falta de interés la experimenté por parte de personas mayores, eso quiere decir que es posible que nuestras nuevas generaciones no van a ser tan echadas y valeverguistas. Amén por eso!